Según la Asociación Internacional de Dislexia (2002), la dislexia es una dificultad específica de aprendizaje, de origen neurobiológico, caracterizada por dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras y por problemas de ortografía y decodificación. Esas dificultades son el resultado de un déficit en el componente fonológico. Desde la perspectiva educativa, la definición es más amplia, definiendo la dislexia como una dificultad especifica de aprendizaje de la lectura de base neurobiológica, que afecta de forma persistente a la decodificación fonológica-silábica (exactitud lectora), al reconocimiento de las palabras (fluidez y velocidad lectora) o a la compresión de estas, con un retraso lector de por lo menos dos años, que interfiere en el rendimiento académico (Martínez y Hernández, 2016).
Las características más relevantes que puede presentar un niño disléxico son: dificultades para asociar las letras con sus respectivas presentaciones sonoras, su rendimiento lector se sitúa por debajo de su rendimiento verbal, dificultades para trasladar el lenguaje oral al lenguaje escrito y viceversa, enlentecimiento en la denominación de objetos, dificultad para mantener los diferentes componentes sonoros de las palabras en su memoria de trabajo, lectura entrecortada y lenta, mala memoria a corto plazo, pero mejor a largo plazo, presencia de omisiones, sustituciones e inversiones dentro de las palabras, dificultades para comprender lo que ha leído, faltas de ortografía, dificultades en la automatización de secuencias, como los días de la semana o los meses del año, y problemas para aprender las tablas de multiplicar y el alfabeto (Adixmur, 2012).
Según Román (2008), el proceso de adquisición de la lectura se inicia a partir de dos sistemas neuronales. Uno hace referencia a la red occipitotemporal relacionado con los procesos perceptivos visuales y con la identificación de la palabra como un todo. El otro hace referencia a la red temporoparietal relacionado con la decodificación fonológica. Para poder desarrollar la lectura se requiere una adecuada conexión entre ambas redes occipitotemporal y temporoparietal, acompañado de la experiencia lectora. Una alteración en uno de estos sistemas o ambos afectará a la correcta adquisición de la lectura.
Referencias.
Actualización el Dislexia del Desarrollo: Guía para orientadores y profesores de primaria. (2008). Región de Murcia. Román, F.
Asociación de Dislexia y otras dificultades del aprendizaje de la Región de Murcia, (2012). Dislexia. Recuperado de: http://adixmur.org/dislexia.html
Federación Española de Dislexia y otras DEA, (2017). Dislexia. Recuperado de: http://fedis.org/dislexia/
Región de Murcia, (2016). Consejería de Educación y Universidades: Guía para el éxito escolar del alumno con dislexia. Martínez, C. y Hernández, L.A.
Autor
Sonia Garcia Pardo – Graduada en Psicología
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